Henry Mintzberg, académico canadiense autor de los diseños de las organizaciones, no habría pensado que la distintas acepciones a sus planteamientos hubiesen derivado en algo denominado “burrocracia”. Con las debidas disculpas a la noble especie equina, me refiero con el vocablo a una de las peores distorsiones de una estructura organizativa, al verse signada por contradicciones, ineficiencia, demoras, absurdos y, por supuesto, corrupción.
Este lamentable panorama puede observarse particularmente, tal como lo describo, en pleno desarrollo de la administración pública central del gobierno venezolano. Hay escasos casos que se salvan para fortuna de los ciudadanos y la nación, pero la mayoría de las instituciones parecen protagonizar con orgullo tal situación. En mi opinión, se acogen a un lema que rezaría “por qué hacerlo fácil si se puede hacer difícil”.
Se evidencia, por ejemplo, un destacado uso del internet como herramienta para supuestamente facilitar los trámites administrativos. Ello puede enmarcarse en la tendencia de los gobiernos en línea o e-governmet. Sin embargo, vale preguntarse cuántas personas tienen acceso directo, facilidades, conocimientos y/o posibilidades reales para ello, a fin de poder acometer con cierto éxito tales gestiones. Además, los portales de internet de los distintos organismos, incluyendo regionales y municipales, muchas veces no son tan amigables y requieren de cierta habilidad para comprender los procedimientos necesarios. A la final, lo que se supone ha de ser trámites accesibles y expeditos se convierten en una verdadera molestia y perturbación.
Otro aspecto a destacar en este contexto se trata, desde mi punto de vista, de la discrecionalidad de las funcionarias y los funcionarios. Con frecuencia ello se traduce en arbitrariedad y obstaculización, toda vez que tal no es muchas veces sinónimo de sensatez o moderación, sino más bien en un “si me da la gana”. Esperaría que muchos funcionarios públicos, particularmente seguidores del gobierno, leyesen con atención el folleto “Contra El Burocratismo” del Che Guevara, a ver si reconsideran un poco su gestión.
Ana María Pigna Trujillo
Caracas, 7 de enero de 2011
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