jueves, 8 de noviembre de 2012

Educación ciudadana



Ser ciudadano, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), se refiere, entre otros significados,  a “ser natural vecino de una ciudad”, así como a “habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país”.

Ahora bien, a mi entender ser ciudadano supone algo más allá de “sujeto de derechos políticos”. Significa también deberes, responsabilidad y compromiso, a fin de contar con un orden colectivo en distintas áreas. Bajo esa óptica, la educación ciudadana viene dada desde el hogar, la escuela, así como de las distintas instituciones del Estado y de la sociedad.  Todos ellos configuran una red para la formación del  individuo como ciudadano, no así un simple habitante o residente de un espacio bien sea rural o urbano, lo cual podría fomentar un ser indiferente, apático e irresponsable.

El hogar, en su concepto de familia, figura en primer lugar por ser ese espacio primario, fundamental y fundacional en donde han de comenzar a sentarse las bases de la educación ciudadana. Allí se enseñan los valores y principios que guían a la persona. También desde la familia surgen los modelos y anti-modelos iniciales; los ejemplos a emular. Vale destacar que los niños son observadores sistemáticos y suelen reproducir acciones que ven en su entorno.
La escuela, en su sentido amplio y carácter de institución formadora por excelencia, significa un contexto sustantivo que ha de ampliar la educación ciudadana, más allá de lo académico. En este ámbito también pueden manifestarse modelos y ejemplos a seguir. 

Con respecto a  las instituciones del Estado y la sociedad, destaco la importancia de la Iglesia.  En el marco del tema que abordo, la Iglesia refuerza los valores y principios del hogar, en particular los relacionados al respeto a los otros, la solidaridad, la hermandad  y la convivencia.  

Sumo a esta responsabilidad de la educación ciudadana a las distintas instancias de gobierno en sus distintos niveles (nacional, estadal y municipal). Por un lado, se encontrarían las acciones de formación y prevención, aunadas a aquellas de carácter correctivo.  Igual vale acotar que quienes ejercen posiciones de autoridad  han de ser los primeros en dar el ejemplo de buen ciudadano en sus distintas acciones.

Esta nota es una aproximación general al tema, que dada a su importancia deseo abordar en otros textos con mayores detalles. Deseo plantear, en particular, el hecho cultural de este asunto, así como el papel de los medios de comunicación, incluidas las redes sociales.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Recordando a Eugenio Montejo



Al acercarse la fecha de nacimiento del poeta Eugenio Montejo (Caracas, 19 de octubre de 1938),  me valgo de la oportunidad para celebrar no sólo por haberlo conocido en persona, sino haber podido compartir enriquecedores momentos de conversación e incluso haber trabajado juntos en tiempos de la Dirección General de Relaciones Culturales de la Cancillería venezolana. 

No me queda la menor duda señalar que Montejo es uno de los grandes poetas e intelectuales de Venezuela, con indiscutible acogida por parte de críticos y lectores a nivel internacional. Recibió importantes reconocimientos en muchos países a lo largo de su trayectoria, pero destaco el prestigioso Premio Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz, otorgado en 2004 y entregado en México en 2005.  El poeta partió de este mundo en junio 2008. Si bien su persona es una ausencia lamentable, su obra completa sigue presente y viva al alcance de todos.  Sus palabras, sus escritos, sus poemas permanecen.

Es imposible escribir estas breves  líneas en recuerdo al poeta sin incluir alguno de sus singulares versos. Escojo para esta ocasión el intitulado “Si vuelvo alguna vez” de  “De Alfabeto del mundo” (1988-2005).
               
Si vuelvo alguna vez
será por el canto de los pájaros.
No por los árboles que han de partir conmigo
o irán después a visitarme en el otoño,
ni por los ríos que, bajo tierra,
siguen hablándonos con sus voces más nítidas.
Si al fin regreso corpóreo o incorpóreo,
levitando en mi mismo,
aunque ya nada logre oír desde la ausencia,
sé que mi voz se hallará al lado de sus coros
y volveré, si he de volver, por ellos;
habitaré el más inocente de sus cantos.



Caracas, 17 de octubre de 2012

Ana María Pigna Trujillo

sábado, 6 de octubre de 2012

Venezuela, país de esperanza



Venezuela, país de esperanza

Hace unos años, cuando trabajaba en Buenos Aires, una señora argentina me dijo "Venezuela me enseño la alegría de vivir". Ello se me ha quedado grabado desde entonces.

Rescato esta anécdota  para hablar del país de esperanza. Es posible que para algunos resulte insólito, incluso absurdo, usar tal expresión, sobre todo porque abundan los indicadores negativos que reflejan un panorama sombrío.  En especial, hay hechos que muestran serios problemas asociados  con la violencia, la criminalidad y la corrupción.

No obstante, he decidió hablar del país de la esperanza. Lo sustento en los innumerables indicadores positivos de aspectos, tangibles e intangibles, que suelen ser escasamente abordados o publicitados. No es cuestión de apuntar a aquellos que felizmente si son muy conocidos, como el Sistema  de Orquestas Juveniles e Infantiles, las espléndidas playas, mujeres que ganan concursos de belleza, entre otros. 

Considero sustantivo destacar, en primer orden,  el capital humano del país. Gente capaz de sonreír y mantener el buen humor incluso en tiempos de adversidades. Personas emprendedoras en todos los extractos sociales, si se quiere hablar en esos términos.  Venezolanos quienes demuestran a diario que con determinación y sincero compromiso se alcanzan las metas que se proponen.  En ese contexto, resalto los múltiples talentos - conocidos y por conocer – culturales y deportivos, así como en la ciencia, la tecnología y tantas otras disciplinas.

Asimismo, es oportuno subrayar que Venezuela no es sólo un país petrolero, ya que es tierra bendecida por infinitos recursos naturales, los cuales estoy segura se les puede sacar el mejor provecho para el bienestar y progreso de sus ciudadanos.

A pocas horas de iniciar unos comicios electorales históricos por su relevancia, reitero que Venezuela es un país de Esperanza, con la merecida E en mayúscula.

Ana María Pigna
@en_serio

Caracas, 6 de octubre de 2012