Ser
ciudadano, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), se refiere,
entre otros significados, a “ser natural vecino de una ciudad”, así
como a “habitante de las ciudades
antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que
interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país”.
Ahora
bien, a mi entender ser ciudadano supone algo más allá de “sujeto de derechos
políticos”. Significa también deberes, responsabilidad y compromiso, a fin de
contar con un orden colectivo en distintas áreas. Bajo esa óptica, la educación
ciudadana viene dada desde el hogar, la escuela, así como de las distintas
instituciones del Estado y de la sociedad.
Todos ellos configuran una red para la formación del individuo como ciudadano, no así un simple
habitante o residente de un espacio bien sea rural o urbano, lo cual podría
fomentar un ser indiferente, apático e irresponsable.
El hogar,
en su concepto de familia, figura en primer lugar por ser ese espacio primario,
fundamental y fundacional en donde han de comenzar a sentarse las bases de la
educación ciudadana. Allí se enseñan los valores y principios que guían a la persona.
También desde la familia surgen los modelos y anti-modelos iniciales; los
ejemplos a emular. Vale destacar que los niños son observadores sistemáticos y
suelen reproducir acciones que ven en su entorno.
La
escuela, en su sentido amplio y carácter de institución formadora por
excelencia, significa un contexto sustantivo que ha de ampliar la educación
ciudadana, más allá de lo académico. En este ámbito también pueden manifestarse
modelos y ejemplos a seguir.
Con
respecto a las instituciones del Estado
y la sociedad, destaco la importancia de la Iglesia. En el marco del tema que abordo, la Iglesia refuerza
los valores y principios del hogar, en particular los relacionados al respeto a
los otros, la solidaridad, la hermandad y la convivencia.
Sumo a
esta responsabilidad de la educación ciudadana a las distintas instancias de
gobierno en sus distintos niveles (nacional, estadal y municipal). Por un lado,
se encontrarían las acciones de formación y prevención, aunadas a aquellas de
carácter correctivo. Igual vale acotar
que quienes ejercen posiciones de autoridad han de ser los primeros en dar el ejemplo de
buen ciudadano en sus distintas acciones.
Esta
nota es una aproximación general al tema, que dada a su importancia deseo
abordar en otros textos con mayores detalles. Deseo plantear, en particular, el
hecho cultural de este asunto, así como el papel de los medios de comunicación,
incluidas las redes sociales.
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